La historia del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre

martes, 14 de febrero de 2017

Cuentan que, en el año 1612, tres trabajadores de las minas de cobre estaban en la Bahía de Nipe y divisaron un objeto con la peculiar inscripción “Yo soy la Virgen de la Caridad”.

Este hallazgo propició que con el paso del tiempo las personas peregrinaran hasta el Poblado del Cobre, y que luego, a solicitud de los veteranos de las guerras por la independencia, fuera declarada en 1916 como Patrona Cuba.

En años continuos a 1612, la Virgen se colocó en la Ermita del Cobre y enseguida llamó la atención de la población, pues se creía que escuchaba las plegarias y hacia milagros. Este fue el antecedente de la devoción popular que se mantiene hoy.

Actualmente, acercarse al poblado del Cobre es muy gratificante, pues visitar este lugar significa el encuentro con un paisaje natural compuesto por valles y cordilleras montañosas, y el choque con el Santuario de la Virgen, sitio que desprende religiosidad por los poros.

El templo está formado por un espacio sobrio que nos lleva hasta un precioso Altar Mayor de mármol en el que se encuentra el ícono religioso.

Además, resulta muy atractiva a los visitantes la Capilla de los Milagros, un recinto donde se conservan los exvotos; y el conocido Camarín de la Virgen, espacio que posibilita un acercamiento a la imagen venerada, y en el cual se colocan las ofrendas florales que los peregrinos traen consigo.

La visita al lugar se completa con el Monumento al Cimarrón, ubicado en un punto elevado del cerro del Cardenillo, visible desde todo el entorno del poblado, el cual se convierte en un mirador natural desde donde se puede apreciar todo el ámbito del poblado.

Por último, en el Santuario podemos encontrar souvenirs que nos recuerda nuestra experiencia: velas, piedras de cobre, vírgenes de todos los tamaños y flores.

Otro atractivo del lugar es que las terrazas de agua hechas por el hombre para extraer el mineral de cobre tienen una coloración azul-verdosa que, por contraste, causan un fuerte impacto.

La devoción de muchos, el interés cultural que atrae a otros, la historia del lugar, su belleza y la religiosidad que desprende, convierten al Santuario en una opción motivadora para el turismo. Por eso te proponemos que, si no lo has hecho, te animes a visitar este sitio. De seguro no te arrepentirás.