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hoteles de la mafia
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Uno de los hoteles de la mafia en La Habana antes de 1959

Hoy por hoy, el Capri es uno de los hoteles insignias de La Habana, en Cuba. Sin embargo, son pocos quienes conocen que este tuvo un comienzo algo oscuro, relacionado con la ilegalidad. El famoso hostal, ubicado en la Calle 21 entre N y O, del vedado capitalino, fue el punto de encuentro oficial de la mafia en la capital cubana, uno de los hoteles de la mafia de la época.



Por aquel entonces, La Habana era el lugar ideal para que los mafiosos disfrutaran. Allí no tenían problemas con el gobierno de la Isla; es más, eran amigos y, por supuesto, en su estancia podían disfrutar de la belleza de la Isla.

Con sus 250 habitaciones, fue uno de los mayores hoteles casinos en La Habana durante su apogeo. Contaba con una piscina en la azotea que se puede ver en las primeras escenas de la película de Carol Reed “Nuestro hombre en La Habana”.

Los inicios de los hoteles de la mafia

Todo comenzó cuando en 1955, el entonces presidente Fulgencio Batista, promulgó la Ley de Hotel 2070. Con esa ley, ofrecía incentivos fiscales, préstamos del gobierno y licencias de casinos a cualquiera que deseara construir hoteles de más de un millón de dólares o discotecas por 200 mil en La Habana.

El Capri fue uno de los primeros hoteles en ser construido. El propietario fue el mafioso Santo Trafficante Jr., de Tampa, Florida, y era operado a diario por otros dos conocidos mafiosos: Nicolás Di Costanzo y Charles Turín.

La gran apertura fue durante las vacaciones de Acción de Gracias de 1957, incluyendo la bienvenida en el Casino por el actor y mafioso en la vida real George Raft. A la inauguración asistió el mismísimo Santo Trafficante, quien poco antes había participado en una reunión en Nueva York donde los jerarcas del crimen organizado habían discutido sobre los destinos de sus negocios en Cuba.

Después de su inauguración, contrataron a George Raft para ser la imagen pública para el club del hotel durante sus días de gangsters en Cuba. Actualmente se cree que era propietario de un interés considerable en el Club.

Se cerraron números negocios en este lugar

En los salones del Capri, principalmente en el casino, se cerraron muchos negocios de la mafia norteamericana que tenía a Cuba como sitio de trastienda. Además, el conocido mafioso Meyer Lansky tuvo por mucho tiempo una suite solo para él en el último piso del hotel

En fin, la mafia norteamericana tuvo amplios y poderosos tentáculos en la capital. No solo en La Habana, sino también en otras localidades del país y, además, mantenían una alianza con el dictador Fulgencio Batista. Esos intereses llegaron a provocar una guerra sangrienta entre el Clan Habana-Las Vegas y las familias sicilianas de Nueva York.

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Escrito por | Redacción TodoCuba

Fuente: Archivo TodoCuba

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