fbpx

Un chulo que fue uno de los hombres más llorados en la historia de Cuba

La Habana ha sido, a lo largo de toda la historia, la médula de la actividad económica, política y cultural de Cuba. Fue el punto donde convergían los propietarios de grandes empresas e inmuebles,  la ciudad a la que Caruso le cantó, y fue también, sin lugar a dudas, el lugar al que acudían las prostitutas que aspiraban a ganarse un renombre internacional.



El barrio de San Isidro era, por excelencia, la zona que concurrían tanto cubanos como extranjeros para probar los encantos de mujeres provenientes de todas las latitudes. Fue en ese territorio donde transcurrió la vida y la muerte de uno de los personajes más controversiales que han dejado una huella en Cuba: Alberto Manuel Francisco Yarini y Ponce  de León.

Era el dueño, por así decirlo, de algunas de las prostitutas más deseadas del barrio de San Isidro, entre ellas las francesas. -elpuenteflorida.com

Yarini no representó lo mismo para todos aquellos que lo conocieron. Algunos lo consideraban como un perfecto candidato para político, otros como el caballero más galante que se paseaba por las calles de La Habana, y para muchos fue solo un chulo, un chulo que, queriéndolo o no, se quedó grabado en la historiografía cubana.

Era el dueño, por así decirlo, de algunas de las prostitutas más deseadas del barrio de San Isidro, entre ellas las francesas. Y, precisamente, una de estas mujeres fue la razón por la que perdió la vida. Quién sabe si en verdad habrá valido la pena, pero lo cierto es que la Petite Berthe, como la llamaban, originó un duelo entre dos de los más importantes proxenetas de La Habana, que culminó con la muerte del hombre al que le lloró hasta el Presidente de la República.

Esta mujer, que según afirman, fue la más bella que jamás existió en el barrio, era la amante de Louis Letot, un chulo que gozaba de mucha autoridad, y a quien se le adjudica la muerte de Yarini. No deben haber sido pocos los atractivos de este último, pues consiguió que la tan anhelada dama se fuese a vivir a su casa, aprovechando que su amante estaba de viaje.

Cuando el proxeneta regresó al barrio, se encontró con un ambiente de rencor, pues nadie comprendía cómo era posible que su mujer lo hubiese dejado por un cubano.

Alberto Yarini ha inspirado historias que han sido llevadas al cine. -ellagartoverde.com

El 21 de noviembre de 1910 fue el último día de vida de Alberto Yarini. Quizás por rencor, quizás a causa la opresión ejercida por el resto de los chulos del barrio para que tomase posición respecto al asunto, Letot no pudo controlarse, e ideó una emboscada para terminar con la vida del que, en ese momento, era su peor enemigo. Tras un fulminante intercambio de balas, ambos resultaron muertos, pues el francés había llevado consigo a otros camaradas.

Alberto Yarini falleció el 22 de noviembre de 1910. Su cuerpo fue velado con guardias de honor que se relevaban cada cinco minutos. Por la capilla en que yacía, desfilaron alrededor de diez mil personas, todas mostrando su respeto hacia un hombre que constituía todo un personaje para los habaneros.

Dos días después salió el cortejo fúnebre hacia el cementerio. Tras él, se abarrotaban cientos de personas que querían ver pasar al chulo más famoso de La Habana. Se calcula que más de doscientos coches desfilaron en su despedida, incluyendo al del Presidente de la República.

Tras su muerte, el nombre de Yarini se quedó labrado en las historias populares de Cuba, aquellas que se cuentan de una generación a otra, y que, sin saber el porqué, tienen como protagonistas de sus relatos a hombres que no se sabe si en realidad fueron héroes o villanos. Lo cierto es que, por las razones que fuesen, el nombre de Alberto Yarini quedó perpetuado en la cultura del país como una de las figuras más gallardas e idolátricas que han nacido en nuestra tierra.

Talía Jiménez Romero

Escrito por | Redacción TodoCuba

Patrocinado por: CubitaNOW - Noticias de Cuba