El bocadillo que llegó a Cuba junto al ferrocarril

martes, 6 de junio de 2017

Hay características que hacen que un cubano pueda reconocer a otro hasta en el fin del mundo. Si hablamos de comida enseguida viene a la mente el sabroso lechón asado, la yuca con mojo o el rico tamal. No obstante si de merendar se trata nada supera al pan con timba.

El bocado se trata de pan con un pedazo de barra de dulce de guayaba. Hace muchos años, hablar de pan con timba en Cuba era sinónimo de tiempos difíciles, de carencias, era comida de trabajadores humildes de los inicios del ferrocarril cubano allá por el siglo XIX.

Su nombre singular proviene de una “traducción” del inglés al español cubano. Cuando los ingleses llegaron a la isla a instalar el ferrocarril que uniría a Bejucal con La Habana les llamó la atención el almuerzo de los obreros cubanos: pan con dulce de guayaba, pero un dulce muy peculiar, pues, al ser preparado en casa y endulzado con azúcar moreno (prieta), solía ser bastante negro.

Por esta razón los ingleses cuando notaron el color que tenía aquel dulce, empezaron a decirles a los trabajadores que su almuerzo parecía un pan con ‘timber’, en alusión a los travesaños de madera (timberties) untados de petróleo que se utilizaban para construir la línea férrea.

De ahí a que la palabra timber se convirtiera en timba en la pronunciación cubana fue un pasito. Poco a poco el bocadillo se trasladó de las áreas de trabajo de los obreros a bares y cafeterías de las ciudades, donde por supuesto la barra de dulce de guayaba fue adquiriendo calidad.

Posteriormente los cubanos le añadieron queso blanco, o queso crema, según la disponibilidad o el gusto personal. Otras elaboraciones más sofisticadas incluyen un poco de mantequilla de maní, aunque este puede transformar un poco el sabor original del pan con timba.

Lo cierto es que a pesar de los más de 140 años de su aparición en el panorama culinario cubano, hoy sigue siendo un bocadillo que nos identifica en todo el mundo.

Por: Julie A.