fbpx

¡Alerta de bodas! Un casamiento en Cuba

La boda. El momento más feliz en la vida de toda persona…bueno, de al menos aquellas que lo hagan por voluntad propia y que vayan a contraer nupcias con quien su corazón dicte y no con quien, como en buen cubano se dice, le metan por los ojos.



¡Ah, la boda! Es el eslabón final de la cuestión amorosa, cuando ya ambos se creen que se conocen lo necesario como para pasar el resto de sus vidas juntos hasta que la muerte los separe…o la infidelidad. Nada, que los que se casan deben confiar plenamente en el otro para evitar los gardeos a presión producto de los celos, esos que también rompen matrimonios, porque como dijo un cantante: “quisiera ser la mitad de aventurero que tú crees que soy”.

-bodageek.com

Pero para llegar ahí tiene el individuo que estar claro de lo que quiere, sobre todo si es joven. Dejando de lado amor, confianza y celos (ingredientes maestros de la relación) vamos al ataque con otros no menos importantes. Uno de ellos sería la convivencia. Sí, porque si te casas, lo menos que puedes hacer es tener un hogar propio…para no molestar a la familia de tu pareja.

Sin embargo, como estamos en Cuba y sabemos bien los problemas que hay con el fondo habitacional, uno de ellos (generalmente ella) decide que “viviremos con mi familia hasta ver si aparece un alquilercito”. Y ahí llegamos al segundo problema a enfrentar: vivir con la suegra. ¡Oh, boy! Que el asunto tiene más espinas que un pez guanábana. Pero bueno, si uno de ellos decide ser diferente y amar a su suegra, no debe ser tan mala cosa. La cosa es que la señora les ame a ellos.

Tercer problema: la planificación. Buscar un lugar, porque a esa hora uno de los dos se le antoja que quiere la boda del siglo. El catering, que cuánto cuesta, que a quiénes invitan, que a José Luis no porque es un pesado, que a Ana María tampoco porque fue tu amor de la universidad y no sé qué deseas demostrarle, en fin. El dinero para alquilar el transporte de los invitados, el turno en el palacio de matrimonios o hablar con el cura de la iglesia que está en aquel barrio marginal pero que está de lo más linda, en resumen: la ostia.

-latan.com

No obstante, si tienen los pies sobre la tierra, decidirán no volverse tan locos, casarse en la notaría y guardar todo lo demás para tirar la casa por la ventana, o el salón de una discoteca o círculo social, y te ahorras la pasta del  palacio matrimonial de marras que de veras es un desembolso que le para el corazón a una piedra.

Ja, pero si creías que todo era tan fácil y que cuando te invitaran ibas y ya, pues no. Ahora hay graciosos (graciosas) que se ponen a hacer listas de regalos y todo, al estilo de Sex in the City o alguna de esas peliculitas rosaditas que ponen en Arte 7.  ¡Jaque mate!, porque de contra los regalitos no son nada sencillos y a cada quien le toca regalar un artefacto que vaya acorde con $U PO$ICIÓN.

La ropa. Otro asuntillo digno de prestarle atención. Generalmente, las mujeres se casaban de blanco y el hombre del color que le diera su reverendo deseo. Pero ahora existen las que se casan hasta de negro, y de rojo, y de azul, y de arcoíris. Y alquilar el trajecito es un chiste de los buenos, porque mandárselo a hacer es una comedia de humor negro. En el caso de los hombres, pudiera parecer más sencillo, pero para nada lo es. A esa hora no hay satín para el chaleco ni el color que te gustaría para la camisa. Es como si los planetas se hubieran alineado para impedirte el casorio.

Finalmente advierto: esta descripción de hechos es un caso extremo. Por supuesto que no siempre los prometidos tienen tan alto el listón. Y lo más importante: si hay amor de verdad en juego, ¿para qué firmar un papel y burocratizarlo? No obstante, la opción es suya, así que puede adoptar una de estas dos sugerencias: primero, inténtelo a pesar del calvario; segundo, hágale caso a los animados de Elpidio Valdés y “no se case nunca compay, no se case”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

Patrocinado por: CubitaNOW - Noticias de Cuba